La obra para piano de Juan-Alfonso consta de ocho piezas. Pese a ser un género menos extenso dentro de la producción musical del compositor hablamos de una música de una gran calidad en cuanto a la forma, estructura y expresividad. A través de ella podemos observar claramente su evolución compositiva y estilística a lo largo de su carrera y supone un excelente ejemplo de su personal estilo ecléctico.
Su producción pianística, a excepción de la Tocata, el piano es tratado como un instrumento «cantabile». Sobre todo a partir del último periodo, muestra su predilección por los tiempos lentos, cuya interpretación requiere de la madurez necesaria para cantar, declamar y saborear cada sonido sin perder el ritmo interior que unifica cada pieza.
Toda su obra para piano transcurre como un paseo por el tiempo. En ella prácticamente todos los estilos de la historia de la música si que pierda, su autenticidad y sello personal.
Toma influencias del canto gregoriano, Antonio de Cabezón, J.S Bach, Mozart, Schubert , Franck, la música modal francesa, Albéniz, Granados, Falla, Stravinsky o el movimiento dodecafónico, entre otros.
Es Juan-Alfonso un artista ecléctico, profundo conocedor del lenguaje musical, que decide voluntariamente no indagar por la senda vanguardista contemporánea, sino ser fiel a sus propios principios estéticos, que son reflejo de la profundidad de su expresión y transmiten la serenidad que emana de su persona.