Juan-Alfonso García García nace el cuatro de agosto del año 1935 en Los Santos de Maimona, provincia de Badajoz.

Tras vivir once años en su pueblo natal, la familia se traslada a Íllora, municipio cercano a Granada y desde allí Juan-Alfonso viajará a la capital para comenzar sus estudios en el Seminario Menor donde posteriormente realizará los estudios Eclesiásticos y de Humanidades desde el año 1946 al 1951.

Su familia no tenía tradición musical y lo que realmente despertó su pasión por la música fue la figura del que consideraba su querido maestro: Valentín Ruiz Aznar. Tal fue el impacto, que “Don Valentín” (como cariñosamente le llamaba) despertó en él la ilusión de componer su propia música.

Para ello, al finalizar el primer año de estudios en el Seminario le pidió a su padre que le comprase un libro para estudiar música, El Repertorio Músico, “colección de cantos religiosos y populares para canto y acompañamiento, del compositor y musicólogo Nemesio Otaño” (García, s.f)

Al ver el padre el interés que su hijo tenía por aprender música fue a conocer personalmente al maestro Ruiz Aznar pidiéndole que enseñara nociones de armonía a su hijo.

Al año siguiente, Don Valentín, viendo el talento de su alumno, se ofreció para comenzar las clases de armonía en el Seminario y fue entonces cuando Juan-Alfonso comienza a adquirir sus primeras nociones de composición ampliando su formación con el estudio del piano.

Dotado de una gran facilidad para la música, el estudio del piano y de un gran temperamento musical, a sus catorce años fue nombrado organista del Seminario Menor de Granada.

La personalidad de Don Valentín, le atrae enseguida hacia el mundo de la música y se entabla una relación mutua que dura hasta la muerte del maestro en 1972. En palabras del propio Juan-Alfonso:

Veintiséis densos años, durante los cuales el trato algo distante y tímido de un principio dio lugar a una cordial relación y estima creciente. A su lado me inicié en las más elementales nociones musicales; viéndole dirigir una de sus obras (O Salutaris Hostia, para cuatro 4v.m) surgió en mi consciencia infantil el deseo de hacer música; bajo su batuta ejercí durante catorce años la actividad de organista de la Catedral granadina. Él fue mi único maestro, mi padre musical. Lo que afirmo sin desdeñar lo mucho que otros directa o indirectamente, hayan podido influir en mi formación. De su mano comencé la andadura musical y a su lado permanecí hasta que la muerte me lo arrebató. (García, 1991, p.42)

En sus primeros años de estudios musicales quiso hacer frente al estudio del contrapunto y movido por las recomendaciones de su maestro comenzó a analizar las obras de Tomás Luis de Victoria y de Johann Sebastian Bach. “El contrapunto a mí me lo ha enseñado el señor Bach, interpretando y estudiando sus obras. Ahí sí que se aprende contrapunto” (Carrique von Soest, 2015, p.19).

Al término de sus estudios de Humanidades en el Seminario Menor y compaginándolo con los musicales y de composición comenzó los estudios de Filosofía (1951-1954) en el Seminario Mayor de Granada.

De esta época data su primera obra de catálogo, La niña blanca para 4v.m (canción montañesa), obra inédita de carácter popular. Durante los años de estudios universitarios y siempre en contacto con su maestro comienza una etapa de autodidactismo gracias a un profundo estudio de la música de los grandes compositores. “Pienso que todo aquel que llega a ser artista, verdadero artista, no solo artesano, tendrá sin más remedio que recorrer un buen trecho del camino, el decisivo, en solitario” (Cano, (s.f), pag.51).

El fuerte espíritu religioso determinado por sus años de estudios en el Seminario le llevó en 1954 a comenzar los estudios de Teología en la facultad de Granada. Al finalizarlos en 1958, fue ordenado Sacerdote el 30 de marzo de este mismo año y el 4 de mayo ganará por oposición la plaza de Organista de la Catedral de Granada, plaza que ocupó durante cuarenta y siete años hasta el 2005.

Interesante es referirnos a su relación con otros músicos de la época: Luis Urteaga, con el que establece correspondencia por carta entre los años 1957 y 1960 para recibir sus consejos de composición; Julio Valdés, con quien mantiene un intenso contacto personal en el verano de 1955; Tomás Manzárraga, con quien estudia ritmo gregoriano (1954) y modalidad gregoriana (1955); Samuel Rubio, de quien recibe lecciones de estética gregoriana y dirección coral (1955), y Vicente Pérez-Jorge, quien le aconseja sobre el acompañamiento gregoriano. “Maestros en el más auténtico sentido que con sus obras me ensañaron la expresión musical, me educaron la sensibilidad, me atrajeron con su ejemplo, son ellos los que hablan a través de mí” (García,1991, pag.42).

El estudio y su arraigada relación con el culto cristiano le llevó a la decisión de promover la renovación en la corriente litúrgica musical. En 1959 se impulsa la reforma de la liturgia con el Concilio Vaticano Segundo, aprobado por Juan XXIII produciéndose una trasformación de la liturgia eclesiástica del latín al castellano y en este momento es cuando Juan-Alfonso decide sumergirse en un mundo de composición y renovación eclesiástica, siendo esta labor muy importante y decisiva en la música litúrgica de nuestro país.

Las publicaciones que realiza de este repertorio religioso fueron publicadas en las revistas Melodías y Tesoro Sacro Musical de Madrid, así como sus artículos y escritos musicales sobre la renovación litúrgica. Todos ellos dieron al compositor una gran proyección a nivel nacional.

A continuación, haremos referencia a los acontecimientos, momentos y nombramientos más destacables de su trayectoria, así como alusión a sus composiciones más representativas:

En las décadas de los sesenta y setenta vieron la luz un gran número de composiciones de carácter eclesiástico así como obras para coro (Señor, me cansa la vida, Canciones del Alto Duero, Mi corazón y el mar), órgano (Ave Spes Nostra, Suite Homenaje a Antonio Cabezón y Epiclesis), su primera obra para piano Tres movimientos de danza, compuesta en 1962 y en el 1969 comienza el ciclo de sus ocho lieder (Paisaje, Un hombre, Elegía a Europa, Fuego y Sentimiento).

En 1972 es elegido miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes “Nta. Sra. de las Angustias de Granada” ocupando la vacante del compositor Ángel Barrios. Su ingreso a la Academia se produjo dos años después, el 24 de mayo de 1974, en este acto el discurso de recepción fue a cargo de Emilio Orozco Díaz y Juan- Alfonso ofreció la obra Campanas para Federico (Elegía), compuesta en 1971 para soprano solista, doble cuarteto de hombres y dos pianos, sobre poema de Rafael Guillén.

Durante este periodo influenciado por las conversaciones y pensamientos de su maestro se sumerge en el mundo y la atmósfera musical de Manuel de Falla, su legado y patrimonio musical en nuestra ciudad y su vínculo con artistas, poetas y pensadores de la Granada cultural de la época. Impactado por todo este entorno musical comienza a configurarse en él una personalidad musical innovadora y vanguardista.

Juan-Alfonso muy arraigado al ambiente cultural granadino, siente un cariño especial por la ciudad, forjando importantes amistades con músicos y poetas como Luis Rosales (Premio Nacional de Poesía), Gerardo Rosales, Miguel Sánchez (fotógrafo y amigo), Rosaura Álvarez (poetisa granadina), Inmaculada Burgos (soprano granadina), José María Quero (amigo y compañero del Seminario), Rafael Guillén, Jorge Guillén, Cayetano Aníbal (escultor), Juan Gutiérrez Padial (poeta y amigo) destacando su relación en esta época con el jovencísimo Francisco Guerrero con el que entablará relación como maestro-discípulo. Destacó también su relación con José García Román, alumno y seguidor de Juan-Alfonso García.

El 7 de abril de 1968 fallece su padre, Alfonso García Alises. Comienza a partir de este momento unos años en los que los nombramientos dentro del panorama musical granadino ocuparon parte de la actividad del compositor, por ejemplo en 1969 es nombrado secretario de la Cátedra Manuel de Falla por el Rector de la Universidad de Granada, en 1973 es elegido miembro del Patronato Manuel de Falla del Ayuntamiento de Granada, en 1974 es nombrado Comisario (Director) del Festival Internacional de Música y Danza de Granada y en 1976 ingresó como miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.

En 1978 cabe destacar la composición de la Preguiera Semplice de Santo Francesco en su primera versión para coro mixto a capella, obra muy relevante para el compositor y que fue interpretada en el Homenaje que se llevó a cabo tras su muerte en 2015 en el marco del Festival Internacional de Música y Danza de Granada.

Concluimos la década de los setenta señalando que en este periodo Juan- Alfonso plasma en su música los tintes vanguardistas del momento en sus diferentes vertientes compositivas, siendo Campanas para Federico en su música de cámara, la ya citada Epiclesis para órgano, en la producción coral obras como estos Siete

Proverbios, Serena de Amarillos (en su trilogía Amarillos), sobre poemas de Elena Martín Vivaldi.

Dentro de la liderística, destacamos obras como Aprendiendo a ser hombre, sobre poema de Luis Rosales, cuarto lied del ciclo que nos ocupa.

Cabe destacar en estos últimos años de los setenta la importante experimentación que lleva a cabo en la obra Teoremas para cuarteto de solistas, coro mixto y arpa sobre textos matemáticos de Ángel Rodríguez Palacios y para concluir destacaremos dentro su producción pianística la Toccata.

En los años ochenta el compositor sigue combinando la estética tonal, las técnicas vanguardistas y el atonalismo, sumergido en el estudio de la música de Igor Stravinsky, Béla Bártok y Maurice Ravel como grandes referentes del compositor.

En este momento se llevan a cabo estrenos de sus obras en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Una de sus principales obras sinfónico-corales Paraíso Cerrado, para soprano solista, coro mixto y orquesta fue obra encargo del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, en 1981, estrenada un año después en el propio Festival por el Coro y Orquesta Nacionales de España bajo la dirección de Cristóbal Halffter, así como en 1983 se produce el estreno de Epitafios Granatenses por el Coro Nacional de España bajo la dirección de Enrique Ribó.

En esta década caben destacar importantes nombramientos tales como el “Premio Andalucía de Música” concedido por la Junta de Andalucía en 1981, en 1982 es elegido Canónigo de la Catedral de Granada, tomando posesión el 15 de marzo.

También fue elegido en 1984 miembro correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla.

Entre los años 1986-87 escribe las Partitas para órgano y en 1989 compone su Cántico Espiritual, obra cumbre para el compositor y que se estrena en el año 1993 en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada interpretado por el Coro Nacional de España y la Orquesta del Principado de Asturias, bajo la dirección de Gese Levine; este mismo año estrenan sus Cuatro piezas líricas para orquesta de cuerda interpretadas por la Orquesta Reina Sofía de Madrid.

Juan-Alfonso compaginaba su carrera como compositor, organista y canónigo con su faceta de humanista a la que dedicó parte de su tiempo escribiendo varios ensayos entre los que se encuentra uno de su maestro, Valentín Ruiz Aznar (1902- 1972), semblanza biográfica, estudio estético, catálogo cronológico, escrita en 1982 y libros entre los que destacan: Iconografía Mariana en la Catedral de Granada y Falla y Granada y otros escritos musicales.

En la década de los noventa se le concede el “Premio Aldaba” de la Casa de los Tiros de Granada en 1990 y en este mismo año compone Tríptico para orquesta de cuerda, estrenada en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada por la Orquesta de Cámara de Granada bajo la dirección de Misha Rachlevsky. En 1997 se produjo el estreno de Cuatro saetas, versión orquestal, estrenadas por la Orquesta Ciudad de Granada bajo la dirección de Juan de Udaeta.

En 1998 se conmemora su cuarenta aniversario como organista en la Catedral de Granada rindiéndole el Cabildo de la Catedral un homenaje a tal fecha. Este mismo año recibe el nombramiento de “Hijo adoptivo de la Ciudad de Granada” y se estrena Epiclesis II en su versión orquestal por la Orquesta Ciudad de Granada.

En el 2000, y tras su jubilación en la Catedral, pasa a ser canónigo emérito, aunque continúa ejerciendo el oficio de organista a petición del arzobispo y por decisión personal.

Este mismo año fue interpretada Epiclesis I en versión orquestal por la Orquesta Filarmónica de Londres en el Palacio de Carlos V bajo la dirección de Jesús López Cobos en el marco del Festival Internacional de Música y Danza de Granada.

El 24 septiembre de 2001 fallece su madre, Carmen García Morales hecho que marcó profundamente al compositor.

En estos años vieron la luz varios estrenos de sus obras como Contrapunto para orquesta, por la Orquesta Ciudad de Granada bajo la dirección de Joseph Pons, en el año 2002; De profundis para soprano y orquesta, obra encargo de la Presidencia del Parlamento de Andalucía en memoria de las víctimas del 11M. Fue estrenada por la soprano Alicia Molina y la Orquesta Sinfónica de Sevilla bajo la dirección de Pedro Halffter, en 2005.

En noviembre de 2004 Juan-Alfonso sufrió un infarto que condicionó su salud llevándole unos meses más tarde a abandonar su puesto de organista de la Catedral de Granada.

En el año 2006 compone Epitafio a Manuel Castillo, obra para orquesta, estrenada por la Orquesta del Festival de Música de Cádiz, dirigida por José María Sánchez- Verdú en el concierto inaugural ese año. También interpretan este mismo año sus Seis Caprichos para coro mixto sobre poemas de Federico García Lorca por el Coro de Cámara del Liceo de Barcelona bajo la dirección de Jordi Casas.

En este contexto compone en el año 2007 Cuarteto de cuerda, su primera obra para el género camerístico del cuarteto de cuerda, obra encargo del Festival de Música de Santander estrenado por el Cuarteto Parissi el 14 de agosto de 2007.

En 2008 se le concede la “Medalla de Honor” del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, siendo en agosto de este mismo año en su residencia de verano en casa de su hermana Mª del Carmen, cuando sufrió una crisis renal que dio comienzo a una larga enfermedad durante siete años. En este periodo mermó su salud y su actividad musical siendo el motivo de un desánimo y pérdida de facultades, que no disminuyó su capacidad intelectual, pero si su ánimo y creación musical.

En 2009 el Ayuntamiento de Granada le hace entrega de la “Medalla de Oro” de la ciudad y en 2010 compone Incrustaciones para cuarteto de cuerda y órgano positivo y Nunc Dimittis, para coro y orquesta estrenado el 14 de noviembre de 2011 en la Catedral de Granada por la Orquesta Filarmónica de Málaga bajo la dirección de Juan Luis Pérez; esta obra fue considerada por Juan-Alfonso su última y gran composición, su despedida musical debido a su avanzada enfermedad.

Obra compuesta sobre el texto del Evangelio de San Lucas del Cántico de Simeón. “Ahora, Señor, puedes dejar que tu siervo descanse en paz, según tu palabra, porque mis ojos han visto tu salvación”, dando a conocer a través de la elección de este texto su fe en sus creencias religiosas y su necesidad de trasmitirlas en su música en este momento tan complicado de su vida.

En 2014 se le concede la “Medalla de Honor del Instituto de las Academias de Andalucía”. Durante sus últimos años su salud fue deteriorándose, continuando su vida de estudio, lectura y oración junto a su familia. En marzo de 2015 ingresó en el hospital Virgen de las Nieves de Granada, recibiendo las visitas de sus familiares y amigos.

Juan-Alfonso fallece en la tarde del 17 de mayo de 2015 y sus restos descansan en la cripta de la Catedral de Granada, siendo su epitafio las palabras del Cántico de Simeón Nunc Dimittis Ahora Señor, puedes dejar que tu siervo descanse en paz.